
EN AQUEL BAR
Tal vez el brillo y olvido del amanecer con sus matices desvanecerán los tonos de esos momentos. ¡ Pero que importa!, ya el humo en su boca sabe a basura descompuesta y Lukas culpa al maldito tabaco que fuma, a la soledad, la tristeza, al mágico vino, su karma, su vida. Ebrio y perdido en un bar se encontró con la gran duda, herida profunda que lo atormenta, ¿quiero saber que es todo esto? – le preguntó- en blanco quedó su mente, consultó a su gran amiga la sabiduría, le dijo que de pronto todo pasa tan rápido, y el tiempo zero nos cobija en el aroma de su esencia, quedará en el mar de la inconsciencia por suerte, cuando ella en su forma sutil abre el portal a la conciencia disfrutamos de esos momentos y comprendemos el néctar de la vida. En tal mágico momento se acerca una figura enigmática, oscura pero atrayente, de pronto el océano del corazón empezó a sangrar y no había esperanzas de nada, el ocaso terminó y se dio cuenta que la noche había llegado. Brotó una lágrima en su interior y los ríos de angustia dieron curso desembocando en la soledad del alma, la memoria y el corazón estallaron en recuerdos y se manifestó la nada, el principio de toda locura, ese vacío no lo quería por nada de la creación, es ahí donde todo reposa y el caos del silencio alimenta el jardín del dolor. El colapso mental del existencialismo lo hacia volver a su realidad en el manicomio, mientras otros al igual que él seguían su mismo destino en aquel bar